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sábado, 18 de abril de 2015

“Relatos Salvajes”, la actualidad de una sociedad violenta

Síntesis crítica de las alumnas de Sexto Año, luego de ver la película argentina nominada a los Oscar 2015.

(*) La película Relatos salvajes está constituida por seis narraciones. Es muy original, si bien se trata de distintas historias, hay algo que tienen en común, cuando nos lleva a preguntarnos cuál es el límite de la tolerancia humana. Es una radiografía de la sociedad, con sus hipocresías, engaños, infidelidades, corrupción.
En la escena del casamiento, donde se ve venir una ruptura definitiva, la pareja se termina quedando unida, más preocupados en parecer que en ser, mantener un estatus. La idea, parece, fue vengarse y después volver. Todo estaba perfectamente planeado, la fiesta, la gala, la comida, todo, nada podía salir mal. Hasta que una infidelidad le pone una sombra a la relación y la reacción auténtica de mujer dolida por la traición, toma las riendas de este relato, que nadie adivina cómo puede terminar. Hay un ambiente social, de clase media alta, son gente de la colectividad judía, quizás elegida por las estrictas normas en cuanto a los valores familiares y económicos muy conservadores. Y un episodio como estos, tira abajo toda esa estructura ética y moral. Es un relato machista, porque si bien la mujer patea el tablero ante una infidelidad, animándose a hacerlo la misma noche de su casamiento, la historia termina viendo ceder a la mujer, la que fue violentada, burlada y defraudada. Ella termina perdonando.
En la escena de Sbaraglia en la ruta, se ve la violencia verbal en primer término y la física después. Simboliza la lucha social, entre los que más tienen y los que menos tienen. Se muestran acelerados, hasta enojados con la vida, impacientes, demandantes, intolerantes, continuamente a la defensiva. Es un espejo de la sociedad. El desamparo, la soledad, de estar en una ruta en medio de la nada. Ahí se caen todas las barreras que separan a las clases sociales, ante un problema o contratiempo. Los personajes no dan lugar al diálogo, todo es violencia, a matar o morir.
En el relato del restaurante se ve la impunidad, soberbia y altivez de un político. Queda simbolizada en él la clase política y su costumbre de salir airosa de situaciones delictivas. Cuando aparece la mujer cocinera, con toda una carga de revanchismo hacia lo que ella ve como malo o indeseable. Conoce la violencia, estuvo en la cárcel, se acostumbró a ella, y valora la vida allí más que la libertad misma. Es una justiciera, como dice: “todos hablan mal de los corruptos, pero nadie se atreve a hacer justicia”. La cocinera, llevada por el terrible testimonio del pasado de la camarera, decide terminar con la vida del político. Lo que nadie esperó fue la llegada del hijo, motivo de desesperación de la camarera que intenta detener el plan, sacarles la comida envenenada y evitar la muerte de ambos. Todo se precipita y la violencia les explota en la cara.
En el relato “La propuesta”, el actor Oscar Martínez se encuentra con el dilema que todo padre atravesaría en el caso de que su hijo provoque un accidente de tránsito, matando a una mujer embarazada y escape de la escena del crimen. Martínez es millonario y tiene los recursos para dar protección al hijo, pero por momentos oscila entre comprar su impunidad (el chico es un “nene bien” de zona norte de Capital y no soportaría ni siquiera 24 horas en la cárcel) o que se haga justicia y pague. Este cortometraje produce un verdadero debate moral entre la necesidad de “hacerse cargo” y el de proteger a su único hijo. En el medio, la justicia corrupta, los abogados ávidos de dinero y la existencia de una justicia para pobres y otra para ricos.
En el caso de "Bombita", el corto animado por Ricardo Darín en el que encarna a un ingeniero experto en explosivos que resulta víctima inocente y reiterada de la burocracia, esa identificación será inevitable e inmediata, por lo menos para los que manejan autos y estacionan en las ciudades. Ante los reiterados atropellos del sistema de multas, Bombita "explota" y planea una venganza. Muchas personas se identifican con él, porque las leyes que manejan la vida de las personas, están cargadas con altas dosis de injusticia, abuso de poder y falta de sentido común. Darín vive en medio de un sistema que parece querer solo recaudar y llega un momento que dice "basta".
Recomendamos esta película, porque es una buena oportunidad para reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos.

(*) Por Fiama Haspert, Yanina Buenamigo, Macarena Propullenko, Yanina Recofsky, Nerina Blázquez, Sofía Leeming, Rocío Vallejos y Daiana Garcilazo

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