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viernes, 22 de abril de 2016

La Secundaria 5 y el Museo organizaron una charla por el Día del Aborigen



Fue el martes 19 de abril por la mañana en el Espacio Cultural “El Mercado”. En la jornada disertaron los Profesores de Historia José Luis De La Fuente Izquierdo y Eduardo Pincén, chozno del célebre cacique Vicente Pincén, cuyas tolderías ocuparon en el S. XIX territorio del actual Distrito de Puan,
La charla denominada “¿Quiénes somos?: el desafío de recuperar identidades” se orientó a repasar la actualidad de los pueblos originarios, sus reivindicaciones, la lucha por sus derechos y la necesidad de reconocerse como sujetos activos de una cultura. Y contó con un auditorio integrado por alumnos de las escuelas secundarias de Puan.

(*) En los umbrales del Siglo XIX, con la Argentina consolidada como país unificado, dotado de una Constitución, ese proyecto de Nación necesitaba ganar para el Estado tierras productivas, que favorecieran el desarrollo económico. Para lograr ese objetivo, la elite gobernante planeó y ejecutó lo que sería un genocidio, es decir el exterminio sistemático de los pueblos originarios, que ocupaban vastos territorios.
“El Día del Aborigen Americano” se estableció en 1940, durante un Congreso de Indigenistas realizado en México y convocado por su presidente Lázaro Cárdenas, que tenía antepasados en los pueblos originarios.
Lo más llamativos es que los indigenistas que concurrieron de todos los países, no eran indios, sino blancos interesados en temas indígenas”, aclaró Pincen al comienzo de la charla.

Olvido y despojo

En cuanto a la actualidad de los miembros de los pueblos originarios sobrevivientes de aquella masacre, ambos profesores coincidieron en que continúan siendo discriminados y no se han integrado, llegando a convertirse en seres sin identidad, despojados de su cultura y vedados de ser parte activa del mismo Estado que los aísla.
“Es momento de integrarlos, de respetar el espíritu intercultural de la Constitución de 1994, por ejemplo con la implementación de las clases multiculturales en quechua o guaraní y castellano”, expresaron.
“Sus tierras les fueron arrebatadas y fueron destinados a lugares donde la naturaleza no los provee de los recursos suficientes, carecen de los derechos básicos, como el del acceso al agua (en muchos casos recorren varios kilómetros para obtenerla), la salud o a una completa alimentación. En el norte y el litoral, donde una vez vivieron tranquilamente, hoy se extienden miles de hectáreas cultivadas de soja”, indicó De La Fuente, Director de la Escuela Secundaria N° 5 “Octavio Lavigne”.
Y señaló que los Estados Nacionales reconocen a sus pueblos originarios, pero al mismo tiempo los exponen como objeto de discriminación y abusos.
“Todo este proceso de invisibilización comenzó a fines del Siglo XIX, con el exterminio. Sumado a eso, siempre existió en la sociedad el natural temor a lo diferente, siendo considerado una amenaza.

Reivindicación

El blanco vio en el indio a un bárbaro, a un animal. Por eso se los confinó en cárceles o campos de concentración a lo largo de la frontera, donde se los explotaba laboralmente y se los separaba de sus familias.
Otros eran llevados a grandes distancias, solos, sacándolos de sus tierras y trasladándolos a provincias lejanas con las que el individuo no tenía ningún tipo de filiación. Los niños fueron relegados en orfanatos o regalados a ciertas familias.
Debemos reivindicar a estos pueblos, garantizándoles el acceso a sus derechos porque ellos también son argentinos.
A los indios no solo se los mató físicamente, sino que mataron sus tradiciones, llegando a hacerles sentir vergüenza de su lengua, de su historia, de su vestimenta. Eso se transmite de generación en generación”, apuntó el Director de la Escuela Secundaria N° 5.
Jeremías, uno de los alumnos presentes en la charla, reconoció que “es muy triste de hablar de esto pero es la total realidad”.

El cultrún

En Puan, entre las cosas cotidianas, encontramos objetos que nos acercan a los pueblos originarios.
“Muchos de nosotros llevamos sangre indígena, solo que algunos lo reivindican y otros lo niegan”, explicó Pincén.
El docente se refirió al uso del cultrún y recordó que su figura aparece en el actual logo de la Municipalidad de Puan.
Se trata de un instrumento de percusión usado para producir música y como herramienta para convocar a los espíritus y al Dios Futachao, una deidad con identidad masculina y femenina al mismo tiempo. También servía de calendario, para seguir de cerca los tiempos de cosecha y siembra,
Estaba fabricado con un cuenco de madera, en su interior poseía piedras, y se recubría por encima con cuero del estómago del caballo.
El cultrún era usado por las machis, mujeres que servían de conexión con el universo de los dioses.
Otro de los elementos ligados a la iconografía de Puan, es la llamada Guarda Pampa (chakana en el mundo incaico) no es originalmente mapuche, pero es prueba del intercambio cultural  que existía entre pueblos originarios distantes entre si.
El cultrún representaba también la cosmogonía mapuche, pueblo del que Pincén reconoció ser descendiente, aclarando que por sus venas también corre sangre tehuelche.
Sobre el reconocimiento que la historia les debe a los pueblos aborígenes, los docentes mencionaron que algunos caciques e indios que tuvieron protagonismo fueron recordados con la imposición de sus nombres a calles de pueblos y ciudades.
“Una particularidad es que esas calles están ubicadas casi siempre en la periferias de los centros urbanos”, admitió De La Fuente.

Eduardo

En tanto, Pincén, al repasar la historia de su familia, contó que, muerto el Cacique Vicente Pincén, sus hijos y restantes familiares, fueron dejados a cargo de un soldado de nombre Eduardo Carracedo.

Carracedo, les permitió a los Pincén conservar su apellido. Por ese motivo, el hijo de la primera generación de cada familia se llama Eduardo.

(*) Artículo producido, escrito y editado por alumnos de 6to año de la E.E.S.N° 5

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